Queremos ser competitivos sin ceder en lo social y lo ambiental

Durante muchos años, Costa Rica fue el líder mundial en comercialización de banano, hasta que otros países con mayor capacidad de área cultivada comenzaron a ganarle la partida.

No obstante, las exportaciones mantienen un ritmo constante pese a las fluctuaciones del clima que impactaron de forma sensible el comercio del año pasado.

Mantener esa competitividad, asegurar el mercado y garantizar la preferencia por la fruta costarricense son los grandes desafíos que enfrenta la Corporación Bananera Nacional (Corbana), para lo cual implementará este año un sello de Indicación Geográfica (IG), aprobado el año pasado por el Consejo de Asociación de la Unión Europea.

La diferenciación que ofrece este distintivo que ningún otro exportador de banano posee, sería la oportunidad para aumentar los volúmenes de venta en el mercado europeo, según considera Jorge Sauma, gerente de Corbana.

¿Por qué obtener la Indicación Geográfica?

“Banano de Costa Rica” es algo por lo que venimos luchando desde hace muchos años, ha sido un trámite muy largo y, finalmente, la Unión Europea le dio la aprobación el año anterior.
Creemos que en este momento, el consumidor juega un rol muy importante, entonces queremos que se reconozca el banano por los dos esfuerzos más grandes que hacemos que son la parte social y ambiental.

¿Qué beneficio nos genera como país?

El hecho de tener el sello es todo un proceso que certifica todo lo que hemos dicho. La campaña de Costa Rica dice que es importante cómo sabe y cómo se ve pero más importante cómo es producido.
No queremos ceder, la competitividad del país está muy amenazada pero nosotros queremos seguir y ese es el gran desafío, ser competitivos sin ceder en lo social y lo ambiental.
Con la IG esperamos que los países tengan mayor preferencia por la fruta costarricense y que los consumidores pidan que por favor la fuente de suministro sea de Costa Rica.

¿A partir de cuándo y cómo funcionará la IG?
Este año. Comenzaremos a implementar todo en agosto o setiembre próximos. La finca interesada debe cumplir con un proceso de certificación y hay un consejo que verifica ese cumplimiento y que entrega el sello.

¿Esto significa alguna inversión por parte de los productores?
En algunos casos sí, pero nosotros siempre les ayudamos. En los servicios que brindamos además de asistencia técnica, laboratorio e investigación tenemos crédito para quien lo necesite.
Sin embargo, no es mucho porque ya todos ellos tienen certificaciones de Rainforest Alliance, la ISO 14001 y Global Gap, y eso es prácticamente lo mismo.

Usted hablaba de logros ambientales y sociales. ¿Cuáles son estos?
Costa Rica es el único país que desde hace 20 años tiene la comisión ambiental bananera. Hoy en día se recicla el 100% de todos los plásticos, hay trampas de sólidos en todas las fincas y el 100% tiene alguna certificación ambiental, un manejo adecuado y reducción de agroquímicos con productos biológicos. Además, tenemos un laboratorio de control biológico.
En la parte social, tenemos los salarios mejor pagados de todos los países bananeros de acuerdo con un estudio hecho en 2014.

¿Obviamente a nivel de comercialización es posible difundir todas estas ventajas que ofrece el banano de Costa Rica, pero cómo lo dan a conocer al consumidor final?

Nosotros hemos hecho una campaña de imagen, lógicamente no tenemos muchos recursos, como las islas Canarias por ejemplo, que reciben recursos de la Unión Europea, pero hemos invitado periodistas para que vengan y conozcan la situación en las zonas bananeras.
Además, hemos incluido las etiquetitas con la denominación geográfica, que no es obligatoria pero a quien desee tenerla se le da. Es un sellito con un tucán, que dice Banano de Costa Rica.

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